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ARREGLANDO EL MOTOR EN PLENO VUELO

Tal como se esperaba, en abril las ventas de los comerciantes se fueron nuevamente a pique, con unos descensos jamás registrados en nuestra historia reciente. De acuerdo con la encuesta mensual de FENALCO Nacional, el 80% de los empresarios reportó un descenso en sus volúmenes de ventas frente a los obtenidos en igual mes del año anterior, un 9% consideró que fueron similares y sólo un 11% dijo que fueron más altas.

El comercio vinculado a los alimentos y a los bienes de consumo ordinario fue el de mejor desempeño aunque de acuerdo con las opiniones de varios de los empresarios del sector, durante la segunda quincena de marzo se registró una compra desbordada por el pánico entre los compradores ante la inminencia del encerramiento obligado que llevó a que se agotaran muchos productos en las góndolas.

En la primera quincena de abril hubo también un apreciable aumento aunque en menor dimensión y en la segunda quincena las ventas se estabilizaron. En la categoría de alimentos hay una reducción de dos dígitos en las ventas de agua envasada y bebidas hidratantes. Otros productos que tuvieron  un comportamiento aceptable en abril fueron pequeños electrodomésticos para la cocina, teléfonos celulares, computadoras personales, impresoras y audífonos.

El sector de confecciones y calzado experimentó una caída superior al 80% frente a las ventas del mismo mes del año anterior y la facturación electrónica en los centros comerciales en abril, según nuestro aliado Credibanco, cayó 80% El 53% de los consultados cree que la situación general de sus negocios en el transcurso de los próximos seis meses continuará empeorando, un 33% dice que las cosas seguirán como ahora y sólo un 11% se declara optimista.

 

De arriendos, de anclas y del futuro complejo de los malls

 

Por otra parte Fenalco ha solicitado al gobierno nacional que en el marco de la nueva emergencia expida un decreto, o al menos unas directrices acerca de un asunto que se ha vuelto en extremo complejo y problemático y que pone en serio peligro la estabilidad de muchos establecimientos de comercio y también de los centros comerciales. Se trata de los arriendos de locales. Si hilamos fino podemos decir que el  Art. 215 de la Constitución, que da vida jurídica al estado de emergencia, es claro en que en ningún caso los decretos expedidos bajo el amparo de esta figura pueden perjudicar a los empleados. Para muchos observadores, el Decreto 579 al regular el tema de inmuebles de uso comercial, aparentemente privilegia a los dueños de los locales, cuyos niveles de empleo serían menores que los generados por los establecimientos que operan en los centros comerciales. Otros empresarios han manifestado que el mencionado decreto otorga, sin querer, un trato discriminatorio contra las empresas ANCLA de los centros comerciales, vale decir, las que se convierten en elemento vital de atracción de la clientela al mall. 

Es un hecho que las grandes marcas han visto desplomarse sus ventas y en la mayoría de las veces han tenido que cerrar sus tiendas físicas. Al reducirse a cero las ventas se verían obligadas a entregar los locales, con la consecuente desvalorización del Centro Comercial. En los Estados Unidos, desde mucho antes de la llegada de la pandemia, se viene insistentemente hablando del apocalipsis del retail tal como lo conocemos. Los almacenes ancla entregan sus locales ante las reducidas ventas presenciales y el centro comercial entra en una pérdida de valor irreparable. Para los centros comerciales de propiedad horizontal, que en Colombia son la inmensa mayoría, sería deseable pensar en la opción de calcular el canon de arrendamiento, dejando de lado formalismos, autenticaciones y trámites que no aplican para este tiempo de crisis, utilizando, en opinión de algunos especialistas, una fórmula práctica:

La mitad fija y la mitad variable, ésta última dependiendo de las ventas. El valor del arriendo para los próximos meses, quizás hasta diciembre, tendría en este caso una reducción sustancial. La parte fija, utilizando un concepto de ingeniería financiera, serviría como una especie de titularización, con lo cual el centro comercial puede acceder a créditos y capitalizaciones porque cuenta con el respaldo de los arriendos que percibirá en el futuro. Hasta se ha insinuado que se cobre arriendo únicamente por los días operados. 

En un centro comercial típico, más de la mitad del área de ventas corresponde a grandes marcas y sin su presencia, el centro comercial podría colapsar. Algo más: es probable que luego de superarse la pandemia, la gente cambiará de hábitos al menos durante un buen tiempo y ya no acudirá en masa como antes a los centros comerciales y compraría más por internet, lo que reducirá drásticamente el tráfico de gente y de autos. El centro comercial debe estar diseñando ya mecanismos para que los compradores realicen visitas virtuales. La opción, la mejor opción, es generar experiencias y eso sólo se logra con el concurso de las grandes marcas. No es momento de mantener contratos incumplibles porque sería tanto como pegarse un tiro al pie. Entre todos los actores podemos lograr que aquello del apocalipsis del retail sea simplemente una idea importada.

Fuente: Bitácora económica de Fenalco.