De acuerdo con la encuesta de Comercio del DANE a agosto de 2020, los sectores más golpeados por la cuarentena son las prendas de vestir y textiles y el de calzado y cuero.
En marzo, a pesar de que el aislamiento obligatorio arrancó la última semana del mes, las ventas de confecciones en el comercio moderno cayeron 45% y las de calzado y cuero 44%.
En abril la situación empeoró al registrarse desplomes de 87% y 91% respectivamente, en relación con las ventas del mismo mes del año anterior. En mayo las caídas fueron igualmente notorias, de 53% y 60% y en junio las ventas de ropa volvieron a desplomarse y cayeron 53.4%, en tanto que las de calzado y cuero 60.3%. En el sector industrial ha ocurrido una situación de desastre similar.
Por ejemplo, en abril la producción de confecciones de prendas de vestir cayó 87%. En contraste, y tal como se ilustra en el cuadro, los precios al consumidor del grupo vestuario han disminuido constantemente al punto que en lo corrido del año, hasta agosto, la reducción de precios ha sido del 3.22% y en agosto la disminución fue del 1%, lo que muestra a las claras una ausencia aguda de demanda.
Particularmente crítica la situación del clúster de moda, que incluye ropa formal, informal e interior, productos textiles, calzado, artículos de cuero, morrales, atuendos deportivos, cuyos establecimientos, según sus reportes que recogemos en nuestra encuesta de opinión mensual, no alcanzaron a facturar el 40% de lo registrado en mismos periodos del 2019. La perspectiva no es alentadora, en la medida en que se agota el oxígeno para miles y miles de empresas del comercio, restaurantes y hoteles.
Meses con niveles de ventas alrededor de un 30% de una operación normal, hoy reabiertos a cuenta gotas. La caída en la demanda doméstica e internacional se refleja en una disminución de las importaciones de prendas de vestir del 57% en junio y del 40% en el primer semestre según DANE. Abrigamos la esperanza que septiembre marque ahora sí el inicio de la reanimación de estos importantes sectores de la economía colombiana y de paso la vuelta a la vida de los centros comerciales.
Los repentinos cambios de los consumidores, un reto inevitable
Se registra un fenómeno prácticamente inédito en el mundo del retail. Muchos datos y la inteligencia derivados de las transacciones de los clientes se han vuelto poco confiables debido a los notorios cambios repentinos en el comportamiento del comprador.
Es como cuando las empresas se aventuran en mercados desconocidos o llegan a nuevas audiencias. El mercado se ha vuelto complejo de interpretar, predecir y modelar.
Estamos descubriendo que los datos que se recopilaron antes de Covid-19 no sirven para predecir el comportamiento del comprador en una sociedad en cuarentena. Hay que calibrar de nuevo las herramientas analíticas. En este sentido, se han hecho algunos intentos por predecir lo que pasará con las categorías que tienen un cupo en las góndolas de los supermercados en la era post covid.
Se pueden identificar, con alto grado de incertidumbre, tres segmentos que tendrán diferente comportamiento luego de la crisis pandémica. El primero es el de artículos con fuerte crecimiento en venta y que podrían registrar crecimiento sostenido si se desarrollan las estrategias de mercadeo convenientes. En ese grupo están, por ejemplo, vinagre, alcohol y lejía. El segmento dos es el de categorías con alto crecimiento en la crisis pero que luego retornarán a su base de consumo. Aquí estarían, por ejemplo, las toallas húmedas, el gel de manos. Y un tercer grupo, que son categorías con pérdida de volumen y que podrían no recuperar la demanda cuando pase la pandemia si productores y distribuidores no redoblan esfuerzos para recuperar el terreno perdido.
Fuente: Bitácora Económica de Fenalco.
