Como en prácticamente todas las partes del mundo, muchos de los más de 1.300 millones de habitantes de China abandonan su hogar en búsqueda de oportunidades que su país no les puede dar. Y claramente Colombia no es una excepción a esta tendencia global.
Aunque, eso sí, la llegada de chinos al territorio nacional no ha sido tan destacada como la que se ha presentado por décadas en Europa, Estados Unidos o, incluso, en otros países de la región. En estos momentos, la comunidad china en el país asciende hasta aproximadamente 28.000 personas, entre la primera y segunda generación. “Esta es una cifra realmente baja si la comparamos con un país pequeño como lo es Panamá, en el cual se encuentran más o menos 300.000 chinos, casi el 8% de la población”, explica Kenny Tsui, presidente de la colonia China en Colombia. Aunque la llegada de ciudadanos chinos se ha acelerado en los últimos años, aún hay varias barreras para su aterrizaje al país. “En los últimos seis años han llegado con una velocidad un poco más rápida por la caída de la economía de Europa, pero aún es lenta porque la política migratoria de Colombia es muy cerrada y la inseguridad es un factor importante que pueda obstruir a la llegada de los empresarios chinos. Eso sí, esta velocidad podría crecer bastante después de las elecciones”, dice Tsui.
Pero una vez que llegan al país, ahí no se acaban los problemas para la adaptación de estos ciudadanos. Como afirma el directivo de la comunidad, otros factores como la dificultad para aprender español, la falta de integración en la comunidad nacional, el desconocimiento de la cultura colombiana o, incluso, no conocer las leyes nacionales.
Aunque los chinos que llegan al país tienen perfiles muy distintos, Tsui afirma que hay varios sectores predilectos. “Hay toda clase de profesiones u ocupaciones, pero principalmente restaurante y comercio. También ha crecido mucho la industria como las fábricas de ropa, zapatos, chanclas o juego de cama, así como productos de hogar y de cocina, entre muchos otros”.
Bogotá es el lugar en el que se concentra la mayor proporción de chinos en Colombia, cerca de 4.000, y aunque estas cifras no hacen posible que se cree, de momento, un barrio como los conocidos China Town, eso no impide que se tengan grandes planes para el desarrollo de la comunidad y su aporte económico al país.
“Nosotros creemos que, si bien ahora es imposible tener un barrio propio, un centro comercial de venta por mayor y al detal de productos chinos legales y económicos para beneficiar a los consumidores es factible. Sobre todo, con el fin de evitar las peleas con los comerciantes locales en el sector de San Victorino y San Andresito. A pesar de esto, todavía no hay un lugar específico para hacerlo”, resalta Kenny Tsui.
Cabe resaltar que en San Andresito y San Victorino de Bogotá hay más de 3.000 locales del comercio, de los cuales, los comerciantes chinos solo ocupan unas 60 tiendas. “El problema ha tenido que ver con la competencia, los chinos venden muy barato porque compran económico en China y trabajan con margen de utilidad baja. Porque un pequeño porcentaje de recién llegados se haya metido en problemas de contrabando, no puede justificar que todos son informales, la mayoría son legales y cumplen las normas”, pone de manifiesto Tsui.
Este es el caso, por ejemplo, de Zhi Yong Song, de 48 años. “Llegué a Colombia en 2009 a analizar el mercado y montar una fábrica de calzado, lo que finalmente logramos. Debo decir que la mayoría de mis trabajadores son buenos”.
Por su parte, el comerciante Yang Hongliang afirma que viajó al país y vio la oportunidad de quedarse. “Fui creando una empresa y no tardé mucho en darme cuenta que sería un gran beneficio para el país y para mí porque puedo aportar en su economía brindando mi conocimiento en negocios internacionales y aprendiendo a trabajar con entusiasmo y cariño para los demás”.
Más tiempo en el país lleva Mei Qiqin, de 55 años de edad y con más de 25 viviendo en Colombia. “Decidí crear un restaurante porque en Colombia hay mejores oportunidades para montar un negocio, tener la habilidad de ser tu propio jefe y ser independiente hace que sea muy atractivo. Además, decidí hacerlo porque puedo ofrecer trabajo a la gente, aportando a la economía del país y de Cali, que ya es mi ciudad”, indicó el empresario.
Aun así, pese a la adaptación de estos al país, hay varias percepciones sobre su vida en Colombia. “Me gustaría y deseo que este país mejore mucho en su parte de seguridad, para dar más tranquilidad a los inversionistas extranjeros. Lo cierto es que la seguridad en China es mucho mejor que aquí en Colombia. Además, en China la hora de trabajo y la hora extra es más que la de Colombia y fuera de salario básico”, apunta Song.
Por último, en cuanto a los problemas de adaptación, Qiqin le quita importancia al asunto y asegura que “para ser sincero, la adaptación a la vida Colombiana no ha sido tan difícil como algunos la plantean, siempre he tenido la ayuda de amigos y familiares que han estado a mi lado para apoyarme, especialmente de mi esposa y de mis dos hijos”.
Fuente: Portafolio.