En la oficina de don José María Acevedo, fundador de Industrias Haceb, hay una regla que mide un metro. Por cada año de vida él marca un centímetro, pero cuando cumplió 100, en 2019, se quedó sin espacio y decidió improvisarle otros 15 centímetros. Hoy puede pintar orgulloso otra raya porque llegaron los 103 años.
Aunque sufre uno que otro achaque totalmente normal para tan larga y destacada trayectoria, don José María está en buenas condiciones de salud. A las ocho de la mañana llega a la planta de Haceb, en Copacabana, y empieza a pensar qué se puede hacer mejor. Luego baja, sube al Renault 4 blanco que lo ha acompañado en tantas aventuras y recorre la empresa.
Cuando atraviesa esos pasillos parece una celebridad. Le piden fotos, le dan abrazos y le quieren expresar mil cosas. Para los trabajadores de Haceb es un referente y se lo hacen saber. Lo felicitan y le agradecen la oportunidad.
Aunque a primera vista parece reservado, cuando coge confianza la cosa cambia. Es formal, querido y hasta cariñoso. De vez en cuando comparte alguna anécdota o saca su repertorio de chistes sofisticados que a veces sus acompañantes no captan tan rápido.
Es que este ícono del empresariado antioqueño y de Colombia es así. Se mueve, pregunta, es curioso, propone. Los 103 años no son excusas sino razones, por eso siempre está con un equipo de técnicos trabajando y diseñando o rediseñando productos. Quiere que las cocinas, parrillas, refrigeradores y todo lo demás sea cada vez más fácil de usar.
Haceb celebra su ADN
Por todo lo anterior, Santiago Londoño, gerente general de Industrias Haceb, tiene un mensaje: “Para nosotros, los colaboradores de Haceb, cada cumpleaños de don José es la celebración no solo de sus años de vida sino también de lo que representa en el ADN de nuestra cultura organizacional.
Sus 103 años resaltan el privilegio que tenemos de compartir con él nuestros retos y logros, que nos permiten generar bienestar y progreso, aportando así a la construcción de una mejor sociedad y país. Don José sigue enseñándonos con su sabiduría, humildad y generosidad, dándonos ejemplo de lo que es un verdadero líder inspirador”.
Para su familia ni se diga, él también es un gran orgullo. “Le agradezco a mi abuelo el ejemplo que nos ha dado. Estos 103 años han sido de trabajo duro, incansable, generando empleo, construyendo empresa y fabricando productos para mejorarle la vida a tantos colombianos”, dice su nieto, Juan Carlos Zuleta Acevedo.
Para los empresarios él es un faro y así lo expresa Lina Vélez de Nicholls, presidente ejecutiva de la Cámara de Comercio de Medellín: “Don José, qué alegría poder celebrar 103 años de vida, usted será siempre un referente para la historia empresarial antioqueña y Haceb es una marca que está en lo más profundo del corazón de cada uno”.
Hoy, como de costumbre, la vuelta al sol del empresario se celebra en familia. Normalmente hay una misa en la empresa y después un almuerzo con las personas más cercanas. Nunca faltan las palabras de Héctor Arango, presidente de la junta directiva de Haceb, y, por supuesto, las de Santiago Londoño.
Apasionado
Para don José María un buen cumpleaños también tiene otros ingredientes que le hacen feliz, como continuar disfrutando de su pasión por las máquinas en sus recorridos por la planta de Haceb.
Cada rincón de la compañía tiene su esencia. Es que son más de 80 años en los que esta emblemática empresa antioqueña ha logrado entrar en los hogares colombianos. Lo que empezó como un taller dedicado a reparaciones eléctricas de fogones y parrillas en 1940 hoy es una marca que genera $1,22 billones en ingresos y $62.455 millones en ganancias, como lo reflejan las cifras de la Supersociedades con corte a 2021.
Lo más meritorio es que don José María logró todo esto arrancando a los 21 años, luego de ser mensajero y aprendiz de electricidad. Inició en un garaje reparando artículos eléctricos, luego en un pequeño taller donde fabricaba parrillas, luego lámparas y más tarde bienes metálicos y eléctricos.
Por si eso no fuera lo suficientemente inspirador, en el 2018, a sus 99 años, recibió el título honoris causa en ingeniería de Productividad y Calidad, por parte del Politécnico Jaime Isaza Cadavid.
Mañana, estrenando su nuevo año de vida, don José María seguirá pensando cómo innovar e impulsar a su querida empresa, al tiempo que continuará con sus partidas de ajedrez, al ritmo de la ópera que tanto le gusta y, por qué no, con una copa de vino dulce espumoso, su favorito.
Fuente: El Colombiano.
