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CON RECORTES DE PERSONAL, EL SECTOR TEXTIL-CONFECCIONES SORTEA CRISIS

La producción de la industria en Colombia viene mostrando una curva de descenso y, con corte a abril, ya registraba una caída de 2%. 

Según el Dane, 25 de las 39 actividades del sector fabril tenían un desempeño negativo, pero la situación más compleja se vive en el sector textil.

 

Los principales indicadores de ese último renglón productivo están en rojo. Entre enero y abril la producción cayó 18,8%, mientras que las ventas mermaron 14,9% y el empleo tuvo un descenso de 2,8%. Los números de la confección de prendas vestir tampoco son favorables.

 

Guillermo Criado, vocero de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines (CCCyA), explicó que el primer semestre de este año fue “menos fácil” de lo esperado para los empresarios, quienes apreciaron un remate de 2022 bueno, tanto en ventas locales como en exportaciones.

“En el subsector de industria manufacturera de preparación de hilatura, tejeduría y acabado de textiles tuvimos un repunte de 9,4% en 2022, y más o menos el sector en su conjunto creció un 17,6% el año anterior”, mencionó.

 

Pero, 2023 empezó diferente porque todas las empresas se proyectaron con las cifras del 2021 y esto hizo que las compañías de comercio, así como las de textiles y confecciones, quedaran con inventarios altos y unas ventas frenadas, en parte por la incertidumbre política, la inflación y las mayores tasas de interés.

 

“La gente no ha usado la tarjeta de crédito este año y todos los anuncios de reformas enrarecieron el tema económico. No obstante, somos optimistas de cara a este segundo semestre”, comentó.

 

Igualmente, mencionó que el incremento de la tasa de interés del Banco de la República y su transmisión a las tasas que cobra el sistema financiero a sus clientes enfrió la economía, y eso tuvo un impacto negativo sobre el empleo y la facturación de las compañías, que son las que crean los puestos de trabajo.

 

“En síntesis, todo esto le pegó al empleo, hubo despidos, y se golpeó a las ventas y al aparato productivo del país, y si a esto se le suma el rifirrafe político, la gente se asusta y se frena”, expresó Criado, quien consideró que en una coyuntura como la actual, en la que se insiste en debatir una reforma laboral, el sector privado detiene sus planes de contratación de personal y de expansión. 

 

El panorama es retador, pues según datos de la CCCyA, la industria textil y moda en Colombia ocupa al 19% del total de los empleados de manufactura en el país, siendo 1,8 millones de colaboradores en el sector, donde el 55% del total de los empleados son mujeres.

 

Desde el gremio de los comerciantes, Fenalco, se refuerzan las apreciaciones de Criado. La entidad que preside Jaime Alberto Cabal, señala los retrocesos en la dinámica del comercio, pues en mayo se acentuó la dinámica negativa en las ventas.

 

Según se desprende de la encuesta de opinión que realizó la agremiación, el 32% de los empresarios consultados reportó una merma en sus ventas expresadas en cantidades físicas, las cuales fueron inferiores frente a las obtenidas en mayo del año pasado.

 

Y es que los comerciantes evidenciaron una fuerte reducción en las compras por parte de los hogares, particularmente en bienes de consumo durable como muebles, electrodomésticos y vehículos, así como en el clúster de la moda, que incluye vestuario, textiles, calzado, marroquinería, joyería y bisutería.

 

Hacia afuera

 

Los datos de ventas al exterior de la industria textil y de confecciones colombianas, entre enero y abril, están mostrando descensos de dos dígitos, según las mediciones del Dane.

Es así como las exportaciones de hilados y tejidos en los cinco primeros meses del año cayeron 16,6% sumando US$93,2 millones, frente a US$111,7 millones contabilizados en igual lapso de 2022.

 

A su turno, la comercialización de prendas y accesorios de vestir hacia el exterior se redujo un 15,2% en los primeros cuatro meses de este año al totalizar US$154,15 millones, valor inferior a los US$181,87 millones reportados con corte a abril del año anterior.

 

Para los analistas económicos de Bancolombia, el debilitamiento consistente en las exportaciones estaría haciendo evidente una menor demanda hacia nuestros productos, como las confecciones y textiles, dado la desafiante coyuntura económica de los principales socios comerciales colombianos, situación que se prolongaría a lo largo de este 2023 y 2024.

Lo que no muestran las cifras del Dane es qué están viendo las empresas confeccionistas del país que, en algunos casos, según afirmó Criado, no solo están conteniendo sus planes de contratar personal, sino que están recortando sus nóminas.

 

Tal es el caso de la Comercializadora Internacional Jeans (C.I. Jeans), ubicada en el municipio de La Estrella, que ha ejecutado una serie de despidos, debido a la disminución en el volumen de producción.

 

“Esto empezó en diciembre del año pasado cuando se notó que las expectativas de ventas de los clientes no se dieron, es decir que terminaron 2022 y empezaron 2023 con inventarios altos, lo que causó que cancelarán pedidos. Detrás de esto se vinieron problemas para sostener la nómina y para cumplir con algunas obligaciones”, relataron mandos medios que estuvieron vinculados a esa empresa hasta hace pocas semanas.

 

Según esa versión, para cierre del año pasado, C.I. Jeans contabilizaba unos 1.500 trabajadores repartidos en tres turnos por día, pero para iniciar este segundo semestre del año el número puede estar alrededor de los 250, que cumplen un solo turno.

 

En sus estados financieros del año anterior, la empresa reconoció que ajustó dos periodos consecutivos de cierre con resultado negativo, pues tuvo pérdidas por $15.448 millones en 2022, cifra superior en 3.670% frente a la pérdida de $409,7 millones reportada en el 2021.

 

Igualmente, apreció una disminución de 2,77% en sus ingresos, los cuales bajaron de $194.465 millones en 2021 a $189.073 millones el año anterior. “Los ingresos se han visto significativamente afectados por la suspensión de producción por parte de nuestros clientes y por el cierre temporal de la empresa”, se lee en el informe de resultados de C.I. Jeans de 2022.

 

Exempleados de la compañía sostuvieron que el declive en la producción fue dramática, porque en sus mejores momentos se llegaron a elaborar 25.000 prendas por día y en la actualidad se confeccionan menos de 2.000.

 

Ese mismo contratiempo lo vive Pablo Velásquez, propietario de una empresa que fabrica ropa interior femenina. En su caso, las ventas han caído 40% en los últimos dos meses.

 

“Factores que influyen, aparte de la baja demanda, es que hemos tenido que incrementar el precio de varios productos de una manera significativa, lo que nos hace menos atractivos comercialmente”, comentó.

“De igual manera - dijo - no se siente aún de forma significativa la disminución en los precios de la comida. Y a mi forma de ver, nosotros competimos contra la comida. ¿A qué me refiero? si una familia promedio debe de decidir aumentar su presupuesto para seguir comprando el mercado, eso que aumenta para comprar mercado lo disminuye en gasto para ropa”.

 

Por lo tanto, desde su óptica, las perspectivas son inciertas para lo que resta del calendario.

 

Cristian Halaby, presidente de la Mesa de la Productividad y el Empleo, que se compone de 20 agremiaciones, confirmó que este subsector es el que se está llevando la peor parte en el balance actual.

Cristian Halaby, presidente de la Mesa de la Productividad y el Empleo, que se compone de 20 agremiaciones, confirmó que este subsector es el que se está llevando la peor parte en el balance actual.

 

Luego de realizar un sondeo entre los afiliados, Cristian Halaby, presidente de este bloque, afirmó que “afortunadamente se está adelantando la colección de diciembre. Normalmente en esta época todavía no estaban en eso, pero aunque prevén menor dinamismo, están adelantando la producción por la capacidad instalada que está sin aprovechar”.

 

Las inversiones

 

En medio de un entorno desafiante, empresas textileras como Fabricato avanzan en la ejecución de algunas iniciativas. Su plan de inversiones contempla la instalación de una planta de hilandería con una capacidad adicional de 800 toneladas mensuales de hilados “open end” (tipo de hilo débil y seco), y que incluirá fibras regeneradas de diferentes fuentes.

 

Igualmente, ejecuta un sistema de recuperación de fibras textiles con una capacidad de 350 toneladas mensuales de producción que permitirá darle vida a productos textiles post-industriales y post-consumo.

 

No obstante, esta es la cara amable del panorama que pintó la más reciente Encuesta de Confianza Industrial de Fedesarrollo, en donde se observa que el 43,5% de los empresarios consultados cree que las condiciones económicas son desfavorables para la inversión en el país.

 

A su turno, empresarios que pidieron reserva de su nombre, indicaron que el negocio textil-confección es complejo en un escenario en el que las telas que se producen no alcanzan a abastecer las necesidades del mercado.

 

Además, los aranceles para importar son altos, y en esa línea la intención del presidente Gustavo Petro es subirlos pues, desde su óptica, eso ayudaría a contrarrestar el alza de las tasas de interés y a proteger la industria nacional.

 

Los demás afectados

 

El presidente de la Mesa de la Productividad y el Empleo confirmó lo que evidencian las mediciones del Dane: “Muchas industrias, ante la caída de las ventas, están sacando personal, hay empresas que manifiestan que han recortado entre el 10% y el 20% de las nóminas. Creo que ese personal lo está absorbiendo la informalidad”.

 

Al revisar la atmósfera de la economía nacional, el líder gremial consideró que la pérdida del ritmo en la actividad productiva “está empezando a afectar a todos los sectores formales”.

 

“Las ventas minoristas se ven afectadas debido al menor ingreso de los hogares. Esto está afectando la producción nacional de todo tipo de bienes y servicios y se está reflejando en la disminución de nóminas”, puntualizó.

 

Por su parte, Claudia Bustamante, economista e investigadora en temas de consumo, realizó una encuesta en la que participaron 57 empresarios de diversos renglones industriales, el 23% indicó que sí ha pensado en recortar personal, mientras que 58% no ha contemplado esa opción.

 

Ese muestreo arrojó que quienes han pensado en reducir la plantilla pertenecen al segmento textil, colchones y muebles para el hogar. En contraste, los empresarios de servicios (turismos, educación y tecnología), son lo que no prevén terminar contratos.

 

Además, durante la recolección de datos, encontró que la elaboración de productos químicos y la construcción también la están pasando mal. De acuerdo con los análisis que ha realizado hasta ahora, el gasto de los consumidores en moda se ha reducido porque, actualmente, se está priorizando la recreación y el turismo.

 

Fuente: El Colombiano.