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Los comerciantes en Colombia se han caracterizado a lo largo de la historia por su pujanza, lucha constante, creatividad e iniciativa, que les ha permitido caer y volver a levantarse y abrir nuevos mercados.

 

En muchas ocasiones, los triunfos los consiguen en lugares diferentes a su tierra natal. Este es el caso de Octavio Quintero, uno de los migrantes paisas que llegaron al Valle del Cauca y se adueñaron del comercio de alimentos de su capital.

 

En diálogo con  El País de Cali, este líder contó detalles del que ha sido denominado como el fenómeno de migración más importante que se ha tenido en la ciudad de Cali: el de los granadinos, es decir, personas que llegaron de Granada, Antioquia, y se quedaron, tanto que actualmente son 15.000 granadinos y en Granada hay 12.000 habitantes.

El arribo de estas personas a Cali comenzó en los años cincuenta y poco a poco se hicieron al comercio de alimentos en Cali, tanto que actualmente manejan el 70% del comercio de víveres en la ciudad.

 

Entre los granadinos más destacados se encuentran Tulio Gómez, actual presidente del América de Cali, y Octavio Quintero, quien es el presidente de la junta directiva de Fenalco Valle.

 

Mall & Retail reproduce dicha entrevista a continuación. 

 

El País: ¿Usted fue el primer granadino que llegó a Cali?

 

Octavio Quintero: No. La historia de los granadinos en Cali se remonta al final del siglo XIX. Usted seguro escuchó de la herrería antioqueña, que fue fuerte en el sur de Antioquia porque por ahí penetraron al Viejo Caldas, que era Caldas, Quindío y Risaralda. La gente llegaba por allá a coger café. Venían a esas fincas a trabajar y ya por los años cuarenta o cincuenta vinieron aquí a Cali la primera generación granadinos.

 

EP: ¿Quiénes eran?

 

OQ: Don Francisco Quintero, Emilio Quintero, Jesús Zuluaga, algunos primos míos o hermanos de mi papá. El primer granero lo montaron en el barrio El Popular, vendían panela, granos y abarrotes. Y hay una historia bien interesante, alguna vez me preguntaron por qué todos los granadinos tienen graneros y tiendas: porque el granadino lo primero que tiene que asegurarse es la comida y teniendo su tienda se aseguraba, por lo menos, el desayuno, así no vendiera.

Para los años cincuenta llegaron los granadinos a vender papa, a vender frutas, a llevar mercados; fueron ahorrando, creando algún patrimonio, pero no encontraban quién les trabajara 12 o 14 horas al día. Entonces fueron trayendo a los sobrinos, a los nietos, a los parientes y familiares y paisanos a que les ayudaran a esas jornadas; luego, cuando salieron del centro, se fueron hacia las plazas de mercado. Nosotros somos la segunda generación.

 

EP:¿Octavio Quintero por qué llegó a Cali?

 

OQ: Hay una realidad y es que la mejor avenida de Granada era la venida para Cali (risas). Salíamos del campo al pueblo y acá a la gran ciudad, buscando oportunidades.

¿Y por qué no se fueron para Medellín?

 

OQ: Es que allá hay mucho paisa (risas). En mi familia éramos 14 hermanos, y mi padre me dijo: “Mijito, si quiere estudiar mire a ver qué hace, acá solo hay para bachillerato”. Yo tenía dos hermanos que se habían venido y vi que muchos querían trabajar, pero no estudiaban y yo sí pensé en venir a estudiar y trabajar en Cali. Tenía 17 años cuando llegué a Cali, estudié contaduría pública y luego administración de empresas, pero siempre de la mano de mi trabajo.

 

EP:¿Cómo comenzó?

 

OQ: Bulteando, jalando carreta, llevando mercados, ayudando en mostradores, luego vendedor ambulante, luego vendedor de mostrador, visitamos clientes y logramos salir adelante. Yo primero que todo tenía que asegurarme el tema empresarial, con trabajos informales al principio, luego ya en el granero, me hice vendedor, después me hice socio de mi hermano en la empresa. Luego también nos pegamos una quebrada en el año 2000 impresionante. Pero veníamos creciendo, haciendo un trabajo social con la colonia.

 

EP:¿Cómo hicieron los granadinos para apoderarse del centro de Cali?

 

OQ: Yo no diría que se adueñaron. Yo creo que hicieron un trabajo muy interesante y es que los judíos y los árabes de los años treinta o cuarenta hicieron una labor espectacular en el desarrollo del centro, la mayoría de sus hijos se profesionalizó y se fue, y llegaron estos granadinos con un hambre impresionante y empezaron a revivirlo. Si eso no se hubiera dado, no sabemos qué sería el centro hoy. Los grandes centros comerciales del centro, estamos hablando de la recuperación del hotel Aristi, shopping center; el Pasaje Cali, que es el papá de los centros comerciales en el centro, es de Manolo Castaño y de toda la familia Castaño Gómez. Ellos han hecho un gran aporte al desarrollo, ese centro comercial cumplió 70 años, generan empleo, unos cuatro mil a cinco mil empleados en el centro de Cali. Pero no solo el centro, hablemos de supermercado, galerías, plazas de mercado, tiendas, autoservicios.

 

EP:¿Qué marcas de supermercados tienen los granadinos?

 

OQ: Mercamío, Cañaveral, Grancolombia, Mercar, Mercaunión, La Montaña, Superinter, además de una cantidad de negocios pequeños y medianos que son impresionantes.

EP:¿Es cierto que cuando fueron creciendo, a los granadinos no los aceptaron como miembros de Fenalco?

 

OQ: Esa es una historia muy dolorosa. Hubo un momento difícil para los empresarios granadinos, yo personalmente quería hacer un puente; en su momento, no se logró porque había mucha estigmatización sobre los comerciantes del centro. No se pudo en su momento, pero el tiempo nos dio la razón de demostrar que hay gente trabajando, aportando al desarrollo de Cali, generando empleo, generando bienestar.

 

EP: ¿Y qué pasó?

 

OQ: Un mes después me llama Rosita Jaluf y me dice: “Octavio, yo estoy en un proceso de retiro de Fenalco y la única persona a la que le entrego mis banderas es a usted, que ha sido leal y me he acompañado, en fin, me dijo unas palabras lindas...

En el tiempo que se planeó con Rosita se dieron las cosas, asumir la presidencia de Fenalco, ya llevo seis años porque lo que funciona no se cambia. Mucha gente cree que por deporte o por moda hay que cambiar las cosas. No, no, si yo me siento útil, ¿por qué me voy a ir?, yo me voy cuando no sirva.

 

EP: Uno de esos pupilos que usted ha mencionado aquí es Tulio Gómez, un empresario muy exitoso, presidente del América. 

 

OQ: Tulio es un hermano, yo lo conozco desde 1978, lo conocí en un puesto de verdura a media cuadra del Sena del barrio Santafé, a cuatro cuadras de la Galería de la Floresta. Cuando él me vio me dijo: “Usted es paisano”. A él lo trajeron de chiquito de Granada, los papás son de Granada, somos la misma familia. Sé de la inteligencia de él. Uno con los amigos tiene que ser sincero y le dije: “No se desespere y vaya viendo las circunstancias, no se desgaste, no vale la pena. 

 

EP: Como empresario, ¿qué tan optimista o pesimista es sobre el futuro económico del país?

 

OQ: Siempre habrá que darle un compás de espera, la gente quería un cambio y esa es la democracia. Lo único que les digo a los colegas es que su negocio, su tienda, no la pueden trasladar para ninguna parte. Aquí tenemos que seguir luchando. Creo que vamos por buen camino porque se ha visto ese tema de pesos y contrapesos que hace que las instituciones funcionen.

 

Miren las medidas y los proyectos que se cayeron, eso significa que se entendió que por ejemplo una reforma, laboral no iba a generar empleo, sino desempleo. Ojalá se presenten unas nuevas reformas, consensuadas, que realmente generen empleo, bienestar; lo mismo pasó con la reforma a la salud.

 

Aspiro a que el presidente se enfoque en el tema de la seguridad, que es muy complejo. Preocupa lo que está pasando en todas las regiones, necesitamos que el Gobierno se ponga serio en esto porque realmente la extorsión y el secuestro han vuelto y las comunidades están desesperadas. También el robo, el atraco y como que hay patente de corso para delinquir, eso no puede pasar. El Gobierno tiene que ponerse las pilas.

 

Fuente: Semana.