El más reciente análisis del Observatorio Económico Mall & Retail y Retail Mind Group ofrece una radiografía precisa sobre los factores que están incidiendo en el comportamiento del retail colombiano en el segundo semestre de 2025. Con base en cinco indicadores clave —inflación, tráfico en centros comerciales, percepción de ventas, remesas y consumo de los hogares— el estudio permite entender las fuerzas que impulsan y, al mismo tiempo, limitan la recuperación del comercio formal en el país.
El escenario macroeconómico continúa siendo retador. Si bien algunos indicadores muestran signos de resiliencia, otros reflejan tensiones persistentes que podrían frenar el crecimiento del consumo y afectar la confianza de los empresarios. La economía colombiana avanza con pasos moderados, sosteniéndose en pilares como las remesas, el crédito y la estabilidad del empleo, pero enfrenta riesgos estructurales derivados de la inflación y la presión sobre los costos laborales.
Inflación: una resistencia que preocupa
La inflación sigue mostrando una resistencia preocupante a descender. En septiembre de 2025, el índice de precios al consumidor cerró en 5,18% anual, de acuerdo con el Dane, registrando su tercer repunte consecutivo y superando las expectativas del mercado. Este comportamiento evidencia presiones estructurales que trascienden los movimientos coyunturales de la economía. La indexación de precios en servicios —particularmente en arriendos— supera el 90%, lo que mantiene una inercia inflacionaria difícil de contener.
A ello se suman factores como el aumento del salario mínimo, la reducción progresiva de la jornada laboral y la incertidumbre frente a la reforma laboral, todos ellos generadores de mayores costos operativos para empresas del sector servicios, entre ellas los restaurantes, peluquerías y establecimientos de atención al público. En este contexto, la prudencia del Banco de la República al mantener una política monetaria restrictiva sigue siendo fundamental para evitar que las expectativas inflacionarias se consoliden y afecten la demanda interna.
Tráfico en centros comerciales: señales de desaceleración leve
De acuerdo con el sistema FollowUp, el tráfico a los centros comerciales presentó en septiembre una disminución del -3,5%, inferior al promedio acumulado del año (-0,7%). Sin embargo, las ventas crecieron 5,6%, una cifra positiva, aunque por debajo del 7,2% acumulado en el año. Este contraste evidencia una leve desaceleración del ritmo de crecimiento, atribuida en parte a factores estacionales —como la diferencia en el número de domingos del mes frente a 2024—, pero también a una moderación del consumo por efecto de la inflación.
El ticket promedio, que aumentó 5,3%, se consolidó como el indicador más favorable, compensando la menor afluencia. La conversión (3,9%) se mantuvo estable, lo que sugiere que quienes visitan los centros comerciales lo hacen con mayor intención de compra. Este patrón muestra un consumidor más selectivo, que planea sus compras y prioriza el gasto en bienes esenciales o experiencias con valor agregado.
Percepción de ventas: optimismo moderado con incertidumbre
El informe de Fenalco para agosto señala que el comercio mantiene una trayectoria de recuperación, aunque persiste la incertidumbre entre los empresarios. El 33% de los comerciantes reportó incrementos en ventas frente al año anterior, el 41% indicó estabilidad y el 26% percibió caídas. Si bien la tendencia general es positiva, el ritmo de expansión se ha ralentizado.
Las preocupaciones de los empresarios se centran en los posibles aumentos de costos derivados de una nueva reforma tributaria y en el impacto que tendría un incremento significativo del salario mínimo. En sectores como supermercados, minimercados y tiendas de alimentos, la inflación alimentaria —que aumentó 0,45% en agosto, según el DANE— sigue limitando el consumo de los hogares. Los consumidores priorizan las compras básicas y reducen los desembolsos en bienes no esenciales, afectando el dinamismo de categorías como moda o entretenimiento.
Remesas: el nuevo pilar de la economía colombiana
Las remesas han alcanzado niveles históricos y se consolidan como el principal soporte externo de la economía. Entre enero y agosto de 2025, ingresaron US$ 8.661 millones un 13,3 % más que el mismo periodo del 2023, superando individualmente las exportaciones de café, carbón e incluso petróleo. Este flujo de dinero, proveniente principalmente de Estados Unidos, España y Chile, ha compensado parte de la desaceleración económica interna, sosteniendo el consumo de millones de hogares.
En términos macroeconómicos, las remesas ya superan al petróleo como fuente principal de divisas. En el plano micro, son determinantes para mantener la demanda en categorías como alimentos, educación, vivienda y moda. Su impacto se siente con fuerza en ciudades intermedias y zonas de alta migración, donde el gasto financiado por remesas ha sostenido las ventas del comercio formal y de los centros comerciales de escala regional.
Consumo de los hogares: el motor que no se apaga
Según Raddar Consumer, el gasto de los hogares colombianos cerrará 2025 en $1.500 billones, superando los $1.400 billones del año anterior. Esta expansión se explica por una reducción de las tasas de interés, la mejora en las condiciones de crédito y la entrada de nuevas plataformas Fintech, que han dinamizado la bancarización y el acceso a crédito de consumo.
El presidente de Raddar, Camilo Herrera Mora, destaca que el crédito ya representa el 24% del gasto de los hogares, cuando hace dos décadas apenas alcanzaba el 5%. Este crecimiento muestra un cambio estructural en la manera en que los colombianos financian su consumo. Los hogares se apalancan no solo en sus salarios, sino también en rentas, pensiones, ahorros y remesas, configurando un modelo de gasto más diversificado y sostenido.
Los rubros de mayor crecimiento son las apuestas y las motocicletas, reflejando una transformación en los patrones de consumo. Hasta septiembre se habían matriculado más de 800.000 motocicletas nuevas, un indicador que revela tanto el aumento en la movilidad individual como la búsqueda de alternativas económicas frente al transporte público.
Herrera Mora proyecta un crecimiento económico entre 2,5% y 2,8% para 2025, advirtiendo que el país debe aspirar a tasas superiores al 3% para reducir la pobreza.
Cada punto adicional de crecimiento económico, según sus cálculos, puede sacar de la pobreza a un punto porcentual de la población, lo que refuerza la urgencia de impulsar políticas que estimulen la inversión productiva y el empleo formal.
Para Leopoldo Vargas Brand CEO de Mall & Retail “En conclusión, los cinco indicadores analizados por el Observatorio Económico Mall & Retail y Retail Mind Group muestran un panorama mixto: una inflación persistente que amenaza la capacidad de compra de los hogares, un tráfico comercial que se ajusta lentamente, una confianza empresarial cautelosa y un consumo que se sostiene gracias al crédito, las remesas y las nuevas dinámicas tecnológicas del sistema financiero”.
“El retail colombiano, pese a los desafíos, mantiene su papel como termómetro de la economía nacional. La clave para el cierre de 2025 será lograr equilibrio entre el control de la inflación, la estabilidad de los precios y el impulso a la demanda, preservando la confianza tanto de los consumidores como de los empresarios”. Señalo Vargas Brand.
Fuente: Mall & Retail.
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