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EL ESPEJO ENTRE EL CORTE INGLéS Y FALABELLA DOS GIGANTES QUE REFLEJAN LOS CONTRASTES DEL RETAIL GLOBAL

En su visita al viejo continente Mall & Retail presenta un balance desde el espejo del retail, de dos de las màs importantes tiendas por departamento: El Corte Inglés y Falabella. Las dos representan historias más notables del retail iberoamericano, no solo por su legado sino por la manera en que han sabido adaptarse a las transformaciones del consumo, la tecnología y la competencia global. Aunque separadas por un océano y por contextos económicos muy distintos, ambas compañías comparten un propósito similar: ser el punto de referencia para el consumidor que busca variedad, calidad, servicio y confianza. Sin embargo, las rutas que han seguido para alcanzar ese propósito son diferentes, reflejo de las realidades culturales y de mercado en las que cada una se desenvuelve.

El Corte Inglés nació en España a partir de una pequeña sastrería madrileña en 1890, que en 1940 se consolidó como empresa bajo el liderazgo de Ramón Areces. Desde entonces, se convirtió en un emblema del gran almacén europeo, símbolo de la modernidad del consumo en España y espejo de una clase media emergente que encontró en sus tiendas la promesa de una experiencia completa: moda, hogar, tecnología, alimentación, viajes y servicios bajo un mismo techo. Su modelo se ha construido sobre cinco pilares que lo han acompañado por décadas: calidad, servicio, surtido, especialización y garantía. 

 

Falabella, por su parte, tiene sus raíces en Chile, donde comenzó a desarrollarse en el siglo XX hasta transformarse en uno de los grupos empresariales más diversificados de América Latina. A diferencia del enfoque centralizado de El Corte Inglés, Falabella creció apostando a la expansión regional y a la diversificación de negocios, integrando en su ecosistema no solo tiendas por departamento, sino también mejoramiento del hogar (Sodimac), supermercados (Tottus), servicios financieros, inmobiliarios y plataformas digitales.

Ambas compañías comparten coincidencias estructurales que las identifican dentro del universo del retail moderno. Tanto El Corte Inglés como Falabella operan bajo una lógica de omnicanalidad, en la que el cliente puede interactuar con la marca desde la tienda física, el comercio electrónico o aplicaciones móviles.

 

Han comprendido que la experiencia de compra ya no depende solo del punto de venta, sino de un ecosistema integral donde convergen conveniencia, personalización y servicio. Además, ambas han entendido el valor de ampliar su propuesta más allá de la venta de productos. En el caso español, los servicios de viajes, seguros, tarjetas de cliente y experiencias gastronómicas complementan la oferta tradicional. En el caso chileno, la banca, los créditos, los seguros y las plataformas digitales se han convertido en fuentes de valor que fortalecen la fidelización del cliente.

No obstante, las diferencias son profundas y determinan el rumbo estratégico de cada grupo. El Corte Inglés ha mantenido su epicentro en España, con una expansión internacional más tímida que se limita a Portugal y algunos proyectos logísticos en Europa. Su fortaleza radica en el conocimiento profundo del consumidor español, en la solidez de su marca y en su capacidad de generar confianza a través del servicio. Su negocio se concentra en el formato de gran almacén, con presencia destacada en zonas urbanas y en los principales centros comerciales del país. Falabella, en cambio, ha optado por un crecimiento multinacional, con presencia en países como Chile, Perú, Colombia. Su modelo de negocio es más flexible y descentralizado, adaptado a las características de cada mercado, lo que le ha permitido convertirse en uno de los conglomerados más importantes del continente.

Mientras El Corte Inglés avanza en su proceso de modernización con un plan de inversiones superior a los 3.000 millones de euros hasta 2030 para remodelar tiendas, reforzar la logística e impulsar su transformación digital, Falabella enfrenta el desafío de equilibrar su expansión con la rentabilidad. Las economías latinoamericanas, más volátiles y desiguales, obligan a Falabella a ser más dinámica, eficiente y creativa en sus estrategias de operación. En los últimos años, el grupo chileno ha consolidado su ecosistema digital y financiero para soportar una red de tiendas y plataformas que interactúan de manera integral, apostando por la omnicanalidad como su principal ventaja competitiva.

 

El Corte Inglés, en cambio, ha centrado su estrategia en fortalecer la experiencia premium, con un enfoque en la calidad, el servicio personalizado y la incorporación de marcas de lujo en algunos de sus centros emblemáticos. Su reto no está tanto en la expansión geográfica como en la adaptación generacional: cómo mantener su relevancia entre los consumidores jóvenes, cada vez más digitales y menos leales a las marcas tradicionales. Falabella, por su parte, se enfrenta a una complejidad mayor: operar en contextos macroeconómicos diversos, con monedas distintas, marcos regulatorios cambiantes y realidades de consumo disímiles, sin perder coherencia de marca ni eficiencia operativa.

Ambos grupos han comprendido que la transformación digital no es un complemento sino el eje de su futuro. El Corte Inglés se presenta como un showroom físico y digital, con más de 800 millones de visitas anuales en su web y aplicación, y con más de 11 millones de usuarios activos de su tarjeta de compra. Falabella, por su parte, define su negocio como una red omnicanal latinoamericana que combina tiendas físicas, ecommerce, marketplace y servicios financieros, con una creciente apuesta por la analítica de datos y la personalización de la experiencia. Mientras el grupo español transforma sus grandes almacenes en espacios híbridos donde confluyen la experiencia física y digital, el grupo chileno busca consolidar un ecosistema integrado en el que el retail, la banca y la tecnología se retroalimenten mutuamente.

En la comparación, se observa que El Corte Inglés representa la madurez del retail europeo: un modelo consolidado, eficiente y con alto valor de marca, pero que enfrenta el desafío de reinventarse ante la disrupción tecnológica y el cambio en los hábitos de consumo. Falabella encarna el dinamismo latinoamericano: un grupo que ha sabido expandirse y diversificarse con rapidez, pero que debe mantener bajo control la complejidad de su estructura y los riesgos financieros derivados de su escala. Uno mira hacia la consolidación, el otro hacia la expansión. Uno refuerza su fortaleza nacional, el otro su presencia regional.

 

En el fondo, ambos reflejan dos etapas del mismo fenómeno: la evolución del retail hacia la integración total de canales, productos y servicios. El Corte Inglés, desde su posición de gigante ibérico, se enfoca en la eficiencia, la experiencia y el prestigio. Falabella, como líder regional latinoamericano, se concentra en la accesibilidad, la omnicanalidad y la expansión. Los dos comparten un mismo reto: reinventar la tienda del futuro sin perder el valor de su historia. En ese equilibrio entre tradición e innovación, tanto el grupo español como el chileno seguirán marcando el pulso del comercio en sus respectivas regiones, demostrando que, más allá de las distancias, el retail moderno tiene un lenguaje común: el del cliente como centro de todo.

 

Fuente: Mall & Retail.