En un escenario global donde el retail experimenta una contracción acelerada, marcada por la reducción de tráfico en tiendas físicas, el cierre de puntos de venta y la liquidación de marcas históricas en Europa, el Grupo Uribe se ha consolidado como una de las excepciones más contundentes del sector moda en América Latina.
Lo que en los mercados desarrollados se traduce en retroceso y pérdida de relevancia, en Colombia se convierte en una oportunidad de recuperación y expansión. Bajo la operación de este grupo colombiano, numerosas marcas europeas que enfrentan dificultades en sus países de origen encuentran hoy un rendimiento superior, impulsado por una estructura integrada, un profundo entendimiento del consumidor local y un modelo de licencias que privilegia la autonomía.
El origen de esta fortaleza se remonta a más de cien años de historia empresarial, tiempo durante el cual el grupo ha evolucionado desde una pequeña comercializadora de telas hasta convertirse en uno de los conglomerados de moda más influyentes de la región. Su ADN se edificó sobre la importación directa, la diversificación de categorías y la eliminación de intermediación, elementos que hoy se traducen en un control riguroso de la cadena de valor, tiempos ágiles de respuesta y la capacidad de adaptar conceptos globales a las realidades del mercado colombiano.
El portafolio del Grupo Uribe incluye marcas que se han convertido en pilares del consumo de moda en Latinoamérica: Chevignon, Americanino, Mango, Naf Naf, Esprit, BrandStore, Rifle, Vivant, G-Star Raw, American Eagle, American Brands, Carrera y la cadena Outlet todo al 50%. Esta combinación de marcas europeas, estadounidenses y propias ha permitido consolidar una operación equilibrada entre moda femenina, masculina, casual, denim y oferta de valor, lo que amplía su presencia en múltiples segmentos de consumidores.
Varias de estas marcas viven hoy realidades muy distintas en Europa frente a su desempeño en Colombia. Esprit, por ejemplo, ha experimentado procesos de liquidación en su mercado de origen, mientras que Naf Naf ha atravesado reestructuraciones profundas.
Sin embargo, bajo la operación del Grupo Uribe ambas han logrado mantener crecimiento, estabilidad y visibilidad comercial en territorio colombiano. Esta asimetría se explica por el modelo de licencias del operador, que permite independencia de decisiones corporativas globales, adaptaciones locales en diseño y surtido, y la posibilidad de ajustar inventarios con base en la demanda real del mercado.
En el caso de marcas de origen europeo como Mango y Chevignon, el grupo ha logrado combinar presencia nacional sólida con incursiones internacionales que refuerzan el posicionamiento regional del operador colombiano. La expansión en mercados como Estados Unidos, en el caso de una de sus marcas denim, demuestra que el músculo estratégico del grupo no se limita a la administración de licencias, sino que incorpora la capacidad de proyectar crecimiento fuera del país. Este desempeño internacional contrasta con el retroceso que muchas firmas experimentan en Europa, donde el aumento de costos energéticos, los aranceles y la caída del tráfico en tiendas físicas han deteriorado su competitividad.
En el plano nacional, el comportamiento del grupo es aún más contundente. Su red supera las seiscientas tiendas en Colombia, Ecuador, Perú y Costa Rica, convirtiéndose en uno de los operadores con mayor capilaridad en centros comerciales. Esta cobertura, sumada a la profundidad de portafolio, lo convierte en un generador de tráfico permanente y un estabilizador del mix comercial para los administradores de malls. En categorías como denim y moda casual, sus marcas funcionan como anclas silenciosas, aportando volumen, frecuencia y relevancia en zonas de alto flujo.
El desempeño financiero confirma esta posición dominante. De acuerdo con el Mapa Nacional del Retail – Categoría Moda Adulta, el Grupo Uribe se ubica como la empresa número uno del país, con ingresos operacionales de $1,2 billones en 2024 y un crecimiento del 34,16%, uno de los más altos del ranking.
Su diferencial frente al segundo competidor supera los $213.000 millones, distancia que demuestra no solo escala, sino una gestión operativa precisa en un entorno de alto nivel competitivo. Ningún otro actor del segmento logra combinar de manera tan efectiva volumen, márgenes, diversificación y estabilidad de portafolio.
En el análisis de las marcas del grupo, el desempeño nacional e internacional presenta matices que explican su dominio. Chevignon se mantiene como una de las propuestas denim más sólidas en Colombia, ampliando al mismo tiempo su alcance fuera del país. Americanino, con un enfoque juvenil y urbano, conserva una base de consumidores fieles, reforzando la presencia de la categoría denim dentro del portafolio. Naf Naf, orientada a moda femenina, supera en Colombia la tendencia decreciente que vive en Europa. Esprit, aun en proceso de liquidación en su mercado original, mantiene operación estable bajo la licencia local. Mango, por su parte, conserva un posicionamiento relevante en moda contemporánea, fortaleciendo tanto su red física como su operación digital en el país.
Para Leopoldo Vargas Brand CEO de Mall & Retail “El Grupo Uribe ha construido un modelo único en la región: rescata marcas debilitadas, potencia categorías históricas, introduce innovaciones en manufactura local y opera con una autonomía que le permite desconectarse de volatilidades globales.”
“GCO no solo lidera la moda adulta en Colombia; se ha convertido en el salvavidas de múltiples marcas europeas, un referente estratégico para los centros comerciales y un actor indispensable para entender la evolución del retail en América Latina”, señalo Vargas Brand.
Fuente: Mall & Retail.
