id de noticia 3146
En esta época Medellín celebra sus 350 años, Mall & Retail rinde homenaje a una ciudad que ha hecho del comercio su mayor obra colectiva. Desde los caminos de los aburraes hasta los centros comerciales contemporáneos, Medellín ha sido cuna de empresas, marcas y empresarios que transformaron la economía nacional. En este especial presentamos 10 hitos que resumen tres siglos y medio de ingenio, trabajo y visión empresarial: la historia de una ciudad que convirtió el comercio en cultura y el progreso en propósito.

Hito No.1 El Valle de Aburra respiró comercio desde el principio.
Antes de que el acta de fundación diera nombre a Medellín en 1675, el valle del Aburrá ya respiraba comercio. Los pueblos aburraes, dedicados a la agricultura y la alfarería, mantenían una red de intercambio que unía las montañas mediante caminos y bloques de sal usados como moneda. Aquella vocación por el trueque y la circulación de bienes fue la semilla de un espíritu comercial que, siglos después, seguiría intacto. Cuando Jerónimo Luis Tejelo exploró el valle y fundó San Lorenzo de Aburrá, y más tarde la Villa de Nuestra Señora de la Candelaria de Medellín, la plaza central —hoy Parque Berrío— se consolidó como punto neurálgico de las transacciones, los oficios y los primeros talleres. Desde entonces, el comercio no ha sido una actividad entre muchas: ha sido el alma de la ciudad.
Hito No.2 La semilla del nacimiento del empresario.
En 1826, Medellín fue designada capital del departamento de Antioquia, desplazando a Santa Fe de Antioquia. Este Hito marcó su destino económico: la minería del oro y las rutas de transporte la convirtieron en centro de intercambio de mercancías, mientras su población crecía al calor del trabajo y la oportunidad. En las décadas siguientes, surgieron las primeras entidades financieras, como el Banco de Antioquia (1872), y con ellas la posibilidad de capitalizar proyectos empresariales. La ciudad empezó a pensar en grande. Surgía el empresario antioqueño: un hombre o mujer moldeado por la escasez, la montaña y el valor de la palabra, con una ética que combinaba austeridad y ambición. Esa mentalidad, descrita por Luis Ospina Vásquez como el germen del capitalismo nacional, sería la fuerza que impulsaría el despegue industrial de Colombia.
Hito No.3 El paso de la economía agrícola al industrial.
El final del siglo XIX y las primeras décadas del XX consolidaron a Medellín como la capital industrial del país. La fundación de Coltejer, Fabricato, Tejicóndor y otras textileras transformó la economía agrícola en una economía de manufactura y distribución. A su alrededor florecieron industrias de confección, comercio de insumos y una incipiente clase trabajadora que alimentaba el consumo urbano. Los telares dieron forma no solo a prendas, sino a una mentalidad de productividad que marcaría la cultura empresarial paisa. Esta revolución industrial atrajo capital, talento y modernidad, y convirtió a Medellín en el epicentro del desarrollo comercial colombiano durante todo el siglo XX.

Hito No.4 El nacimiento de las grandes cadenas de comercio que transformaron la manera de comprar.
El siglo XX trajo consigo el nacimiento de las grandes cadenas comerciales, verdaderos hitos en la historia del retail colombiano. En 1922, Luis Eduardo Yepes fundó Almacenes Ley, introduciendo en el país el concepto de autoservicio y precios visibles en vitrinas de cristal. Poco después, Germán Saldarriaga del Valle, tras perder su empleo y enfrentar un incendio, creó la Cacharrería Mundial, símbolo de resiliencia y punto de partida de una empresa que llegaría a fabricar productos bajo la marca Pintuco. En 1949, Gustavo Toro Quintero abrió una pequeña tienda en Guayaquil: el primer Almacén Éxito, que más tarde se transformaría en el mayor grupo del retail colombiano. Estas historias, nacidas de la adversidad y la visión, demostraron que Medellín no solo producía bienes, sino modelos de negocio exportables al resto del país.

Hito No.5 Las industrias emblemáticas del siglo XX
La solidez comercial de Medellín se apalancó en la diversificación industrial. Grupos como Corbeta, Crystal, Fabricato y Grupo Uribe encarnaron la visión paisa de crear valor en distintas cadenas productivas. Corbeta se especializó en distribución y tecnología, abriendo camino a marcas como Alkosto y Ktronix; Crystal convirtió el textil en moda con Gef y Punto Blanco; y el Grupo Uribe expandió su influencia cadenas de marcas internacionales. Estas empresas demostraron que el comercio no es solo vender, sino integrar procesos, innovar y generar confianza. La ciudad se convirtió así en una red de empresarios interdependientes, donde cada éxito inspiraba nuevas empresas.
Hito No. 6 El corazón popular del comercio paisa
En el centro de Medellín, entre las calles Maturín, Pichincha y La Maracaibo, se levantó El Hueco, un ecosistema comercial tan caótico como fascinante, considerado uno de los mayores símbolo del comercio popular en Colombia. Sus orígenes se remontan a los años setenta, cuando decenas de vendedores comenzaron a ocupar bodegas abandonadas y pasajes del centro en busca de sustento. Lo que empezó como una respuesta a la crisis laboral se transformó en una red de miles de locales que hoy moviliza millones de pesos al día. Allí, sin vitrinas sofisticadas ni campañas de marketing, florecieron el ingenio, la confianza y la capacidad de adaptación del comerciante paisa.
Durante los años ochenta y noventa, mientras Medellín modernizaba su comercio con centros comerciales como San Diego u Oviedo, El Hueco se consolidaba como su contraparte popular: un espacio democrático donde convivían la moda, el calzado, la tecnología y los artículos del hogar a precios accesibles.
Hito No.7 El nacimiento del centro comercial en Colombia.
El 3 de noviembre de 1972, Medellín volvió a ser pionera: inauguró el Centro Comercial San Diego, el primero del país. Aquel modelo de integración de tiendas, servicios y entretenimiento cambió el paisaje urbano y definió el consumo moderno. Décadas más tarde, la ciudad consolidaría su liderazgo con desarrollos como Santafé Medellín, Mayorca, Puerta del Norte y Viva Envigado, íconos del urbanismo comercial y del ocio familiar. Los centros comerciales de Medellín son hoy espacios de convivencia y cultura ciudadana, herederos de la antigua plaza pública y símbolos de la capacidad local para adaptar el comercio a las nuevas formas de vida.

Hito No.8 La mentalidad antioqueña: ética, riesgo e innovación
Detrás de cada empresa hay un rasgo cultural que define la identidad paisa: la fe en el trabajo, la confianza en la palabra y la disposición a asumir riesgos. Desde los tenderos coloniales hasta los grandes industriales, el comerciante antioqueño ha sabido combinar austeridad y ambición. Investigadores como Everett Hagen y Jorge Rodríguez A. han llamado a este fenómeno “la mentalidad industrial contagiosa”: una actitud colectiva que impulsa a toda la sociedad a emprender. Medellín, más que una ciudad de fábricas o almacenes, es una ciudad de mentalidades: la del empresario que ve oportunidad en la crisis y la del trabajador que encuentra orgullo en producir.

Hito No.9 El comercio moderno: diseño, marca y experiencia
El siglo XXI consolidó nuevas formas de comercio y una generación de marcas que representan la evolución del estilo paisa: Cueros Vélez, Bosi, y los formatos de descuento como D1 son el resultado de una tradición que aprendió a adaptarse sin perder su esencia. Estas empresas combinan diseño, eficiencia logística y cercanía al consumidor, demostrando que el ADN comercial de Medellín sigue siendo vanguardia. Las tiendas se transformaron en espacios de experiencia, la calidad se volvió discurso de marca y la innovación digital un nuevo frente de competencia.
Hito No.10 Tres siglos y medio de comercio, una ciudad que no se detiene
Celebrar los 350 años de Medellín es rendir homenaje a una historia tejida con esfuerzo, visión y trabajo colectivo. Desde los intercambios de los aburraes hasta los centros comerciales del siglo XXI, el comercio ha sido el motor de la transformación social y urbana. Medellín no solo ha comerciado bienes: ha comerciado ideas, confianza y progreso. Cada empresa que nació en sus calles, desde el Ley hasta el Éxito, desde Coltejer hasta Vélez, ha contribuido a forjar una ciudad que convirtió el emprendimiento en cultura y el trabajo en orgullo. Hoy, Medellín no mira al pasado con nostalgia, sino con gratitud: porque en cada negocio, en cada industria y en cada centro comercial late la misma fuerza que la hizo grande.
Fuente: Mall & Retail.