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Como ha sido costumbre a final del año, Mall & Retail presenta un balance de los hechos que definieron el desempeño del retail colombiano en 2025. Continuando con los 10 hechos más significativos del sector, esta edición aborda el avance de la Inteligencia Artificial, un tema que adquirió especial relevancia durante el año y cuyo análisis permite proyectar escenarios hacia 2026 y anticipar los ajustes que exige un mercado en permanente transformación.

El 2025 se consolidó como el año en que la Inteligencia Artificial redefinió por completo la estructura operativa y estratégica del retail colombiano. La industria, acostumbrada a basar sus decisiones en indicadores históricos, expertise acumulado y comportamientos pasados del consumidor, migró hacia un modelo aumentado donde la información se analiza en tiempo real y se transforma en acciones inmediatas.
Este cambio no fue gradual ni marginal: modificó la manera como se gestiona la operación, se diseña la oferta, se proyecta la demanda, se administran los centros comerciales y se construye valor para los distintos actores de la cadena. La IA pasó de ser una herramienta complementaria a convertirse en el hecho más influyente del retail en 2025.
En los supermercados, la IA permitió anticipar necesidades del consumidor con una precisión inédita. Los autoservicios adoptaron sistemas capaces de proyectar demanda por hora, barrio o clima, reduciendo quiebres de inventario y optimizando la logística de reposición.
Los centros de distribución operaron bajo flujos automatizados que organizan rutas de entrega, priorizan pedidos de comercio electrónico y ajustan surtidos de acuerdo con patrones de consumo captados diariamente. Esta mayor capacidad predictiva permitió disminuir desperdicios, mejorar la disponibilidad de productos y reducir costos operativos, fortaleciendo la eficiencia del formato.
En la industria de la moda, la IA transformó la manera de planear colecciones, administrar inventarios y optimizar espacios de tienda. Las cadenas utilizaron modelos que analizan rotación por categoría, sensibilidad al precio, preferencia por tallas y comportamiento por región, permitiendo ajustar surtidos con un nivel de precisión que antes dependía únicamente de la experiencia del comprador o del diseñador.
Los sistemas también estudiaron la interacción de los clientes con vitrinas y exhibiciones, midiendo tiempos de permanencia y respuesta emocional, lo que ayudó a rediseñar ambientes que incrementan la conversión. La moda colombiana ingresó definitivamente en una lógica algorítmica donde la intuición sigue siendo valiosa, pero ya no suficiente.

En gastronomía, la IA permitió anticipar picos de demanda según variables como clima, movilidad urbana y comportamiento festivo, optimizando turnos de cocina, abastecimiento de insumos y tiempos de preparación. Las plataformas de domicilios integraron modelos capaces de ajustar rutas en función del tráfico, evaluar desempeño histórico de los comercios y calcular tiempos reales de entrega. Para los restaurantes, esto representó una operación más estable, menores desperdicios y mejor promesa de servicio para el cliente final.
El impacto más estratégico ocurrió en los centros comerciales, que comenzaron a operar como sistemas cognitivos. La analítica de flujo peatonal permitió identificar las trayectorias más transitadas, los horarios de mayor actividad y las zonas que requieren reforzar la oferta o mejorar la experiencia. Los administradores utilizaron modelos que proyectan ventas potenciales por categoría, estiman comportamientos de tráfico según eventos y analizan la relación entre ubicación y rendimiento comercial. Esta inteligencia permitió tomar decisiones más precisas sobre el mix de inquilinos, la rotación de espacios, la programación de eventos y la gestión energética. La operación dejó de ser reactiva: se volvió predictiva y basada en evidencia.
A nivel organizacional, la IA modificó profundamente el perfil del trabajador del retail en Colombia. Ya no basta con ejecutar procesos; ahora se necesita comprender cómo funcionan los modelos, cómo se depuran datos y cómo se interpretan resultados sin trasladar ciegamente la responsabilidad a la máquina.
Los equipos de operaciones, comercial, mercadeo y planeación se convirtieron en analistas capaces de validar sesgos, cuestionar recomendaciones algorítmicas y conectar hallazgos con la sensibilidad del mercado local. La creatividad, la ética y la intuición estratégica ganaron protagonismo al tiempo que las tareas repetitivas migraron hacia sistemas automatizados.
El avance tecnológico también obligó a reflexionar sobre transparencia y confianza. Las decisiones basadas en algoritmos —ya sean de precios, promociones, asignación de espacios o planificación de surtidos— requieren claridad para consumidores, arrendatarios y aliados comerciales. En un entorno donde la información se procesa a grandes velocidades, la responsabilidad de los líderes del retail consiste en asegurar que la tecnología se utilice para mejorar la experiencia, fortalecer la eficiencia y respetar principios éticos que protejan al usuario final.
En conjunto, el 2025 marcó el inicio del retail verdaderamente inteligente en Colombia. La Inteligencia Artificial no solo optimizó procesos; redefinió la manera de competir. Transformó tiendas, centros comerciales, cadenas de suministro y modelos de atención en ecosistemas capaces de aprender y adaptarse diariamente. Ningún otro hecho del año tuvo tanta influencia ni generó un cambio tan profundo en la industria. Las empresas que entendieron este viraje adquirieron una ventaja sostenida; las que aún operan bajo lógicas tradicionales reconocen que el futuro ya no se espera: se predice y se diseña.
Fuente: Mall & Retail.