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EVERFIT: DEL TRAJE ELEGANTE AL UNIFORME CORPORATIVO. ASí SE TRANSFORMó LA EMPRESA

Una de las frases que se utiliza para referirse a un militar retirado es que “cuelga el uniforme para ponerse el Everfit”, ese traje de paño elegante que se volvió icónico en el país, gracias al posicionamiento de una marca que nació en Medellín en 1940. No obstante, en 2015 se pensó que la que se iba a jubilar era la empresa Everfit, pues ese año tomó la decisión de acogerse a la Ley de insolvencia y así lograr un acuerdo con sus acreedores.

El proceso, que comenzó en 2016, estaba planeado para 15 años, pero gracias a la transformación de la empresa se logró en menos tiempo y en 2019 ya estaban al día con sus deudas y con ventas de 50.000 millones de pesos. Juan David Mejía, gerente de Everfit, atribuye esos buenos resultados a que replantearon su estrategia. Vendieron los almacenes y decidieron concentrarse solo en clientes corporativos, que requieren uniformes para sus empleados.

 

 En 2019 también salieron de la sede antigua y estrenaron planta, pero llegó la pandemia y esta hizo que en 2020 las ventas cayeran a 25.000 millones de pesos. “Ya teníamos un negocio que estaba andando muy bien en sectores como aerolíneas, comercio, entretenimiento y hotelería, todos muy golpeados por los confinamientos, entonces lo que hicimos fue movernos rápido a fabricar prendas para el sector salud (trajes de bioseguridad, tapabocas, cofias, zapatillas y batas)”, explica este directivo que llegó a Everfit en 2018.

Para 2021 tenían grandes expectativas, aunque ya no iban a contar con las ventas del sector salud. Sin embargo, con un primer semestre difícil, no se pudieron recuperar tanto como querían, al final vendieron más de 35.000 millones. Pero, más importante que la facturación, fue que el año pasado sembraron las bases para los negocios con los que esperan llegar a ingresos de 60.000 millones de pesos en 2022.

 

Everfit hoy tiene varios frentes de trabajo: las aerolíneas, pues son proveedores para Latam y Avianca.

Tan solo a la primera esperan fabricarle en Medellín los uniformes para sus 32.000 empleados en el mundo. El segundo frente es el mercado estadounidense, donde esperan vender 3 millones de dólares, gracias a que han ganado contratos para negocios de hotelería y entretenimiento en el sur de la Florida (confeccionando uniformes para los trabajadores de Universal y Disney). 

 

El tercer frente es hacer sastrería para algunas marcas. Es una especie de maquila en la que entregan la prenda lista para vender.

 

Mejía explica que uno de los hitos principales de la empresa en 2022 es que cumplirá su primer año de operación local en Estados Unidos, antes solo exportaban, pero ahora en ese mercado están desplegando su propuesta de valor completa.

Así mismo en Colombia buscarán ampliar su participación en el centro del país. Ya en esta zona cuentan con clientes como Banco de la República, Banco Mundo Mujer, Bancamía y Davivienda.

 

¿Sin oficinistas?

 

Ante la pregunta de si el teletrabajo afectó la demanda por uniformes, Mejía responde negativamente y dice que lo que ha habido es una transformación con una tendencia hacia una ropa mucho más informal y menos estructurada.

“Nosotros ya no atendemos ese mercado de saco y corbata, ahora es un diseño con valor agregado”, precisa y pone como ejemplo algunas colecciones femeninas que han desarrollado con Hernán Zajar, una de las cuales se llama home office y los empleados las usan en los modelos híbridos de trabajo en casa y en la oficina. 

 

Una de las empresas que usan este tipo de colecciones es Davivienda, que tiene su programa Rojo Tu, para que sus empleados escojan y combinen los uniformes a su gusto.

 

Otra de las operaciones externas de Everfit es en Chile, donde llevan cinco años y desde allí es que sirve a Latam. También están explorando el mercado español.

En cuanto a la generación de empleo, en Everfit trabajan 280 personas y hoy sufren la escasez de mano de obra calificada en confección, que junto con el servicio y la rentabilidad son los mayores desafíos de este año. A esto se suman las dificultades de abastecimiento global, que venían mejorando, pero que ahora están afectadas por la guerra en Ucrania.

 

“El sector uniformero está conformado por compañías familiares, cada una con un par de clientes, sin tasas agresivas de crecimiento y facturaciones entre 3.000 y 5.000 millones de pesos. Nosotros buscamos ser la compañía más relevante del sector, multiplicando por cuatro nuestras utilidades y, de ser necesario, también crecer con compras en otros mercados, incluso en Estados Unidos”, reitera Mejía y concluye que son un equipo que ha resurgido de las cenizas y hoy quiere mantenerse a la vanguardia en el mercado.

 

Fuente: Semana.