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HOME SENTRY CON SU SEGUNDA TIENDA EN MEDELLIN Y ESPERA ABRIR MáS

En tiempos de desaceleración económica, Índice de Precios al Consumidor (IPC) alto, menor demanda por parte de los consumidores y elevada incertidumbre por el futuro de las reformas planteadas por el Gobierno, los planes de inversión de inversión de las empresas se complican y casi que se convierten en un acto.

Así lo aseguró Lucio Bernal Castaño, presidente de Home Sentry, compañía que pese a la complejidad de la actual coyuntura sigue creyendo en que hay oportunidades de crecer y de expandir el negocio.

 

 

El fin de semana esta organización comercial abrió su segunda tienda en el área metropolitana con un área de 1.200 metros cuadrados, en la que invirtió $6.000 millones, generando unos 25 puestos de trabajo directos. Bernal, en diálogo con El Colombiano, reconoció que en el Valle de Aburrá esta compañía tiene posibilidades de abrir nuevos puntos de venta.

¿Queda conforme con esta segunda tienda en Antioquia?

 

“Creo que el área metropolitana daría para más. Ahora hacemos presencia en Sabaneta (Mayorca) y en El Poblado (centro comercial Santafé), y no tenemos nada hacia el norte, pero habrá que ir buscando las oportunidades, los locales y los espacios cosa que no es fácil. En Cartagena hicimos un experimento y fue con una tienda mucho más pequeña, de 500 metros. Este modelo lo llamamos Sentry Select, que es como una selección de los mejores productos. Ese es un formato que estamos testeando, porque para locales de esa área es más viable conseguir los espacios. Entonces, estamos viendo cómo se desempeña y, de pronto, eso nos permitiría participar en más centros comerciales con ese formato”.

 

Superada la pandemia, ¿qué pasó con los hábitos de consumo y con la dinámica de las ventas?

 

“Ha habido un cambio sustancial que se ha observado tanto aquí como en Estados Unidos, y es que, durante la pandemia, mientras estuvimos todos en las casas, nos surtimos de casi todo lo que necesitábamos. La olla freidora, las sábanas, el escritorio y la silla para trabajar en la casa, todo se compró y a hoy vemos una baja de la demanda. Y con la subida que se vio en la tasa de cambio del dólar, en la parte inicial de este Gobierno hace un año, los precios subieron y esto llevó a que la gente bajara un poco su consumo. Ahora ya se ha devuelto la tasa de cambio, pero si uno trajo mercancía con un dólar a $5.000 y ahora está a $4.000 quiere decir que esa mercancía se compró mal comprada y fue más costosa, entonces nos ha tocado comenzar a ir bajando precios, para evacuar esa mercancía costosa, y reemplazarla. Estos son altibajos que nos afectan de una forma fuerte, pero para la expansión que pretendemos ejecutar nos hemos cuestionado mucho, porque este es un momento en el que no es fácil invertir”.

 

 ¿Y además de aferrarse a la fe, cuáles serían las señales para decir que vale la pena invertir hoy en el país?

 

“Cuando entró este Gobierno, la incertidumbre fue inmensa. El dólar se subió y todo se veía muy complejo. Poco a poco, en el curso de este año, se ha visto que el Gobierno no está pudiendo hacer todo lo que quiere, a su antojo, y eso da algo de tranquilidad. Por decirlo de alguna manera ha habido una oposición y un Congreso que está cuestionando cosas”.

 

¿Por qué lo dice?

 

“Por el tema de la reforma laboral, por ejemplo. Ahí la duda es qué es lo que se puede venir, y la incertidumbre para invertir es grande. Estos son unos actos de fe para los que toca decir que en el mediano plazo todo va a estar más tranquilo y mejor”.

 ¿Sobre el proyecto de reforma laboral, qué le inquieta?

 

“Es una iniciativa muy triste porque lo que uno quisiera es mucha más flexibilidad. En nuestro caso podríamos tener señoras que despachen a sus hijos a la escuela, ir a trabajar de cajeras entre 9 y media de la mañana y cuatro de la tarde, o sea no harían una jornada completa. Pero, pese a una jornada laboral más corta el empresario debe hacer aportes sobre un sueldo mínimo completo. Y la flexibilidad es algo que se ve en mundo en general, y es así que hay universitarios que pueden trabajar unas horas. Eso es lo que uno esperaría ver, pero no la rigidez que están tratando de imponer. Entonces, va a ser mucho más complicado y oneroso hacer un despido.

Pero, vemos personas que están analizando el asunto y no dejando que todo eso pase. Y es que pensamos que la reforma laboral parece más un pliego sindical que una propuesta que genere puestos de trabajo”.

 

¿Con quién está canalizando estas inquietudes?

 

“Con Fenalco, el gremio de los comerciantes, hemos trabajado muchísimo, se han hecho estudios, y se han aportado dinero para que se hagan esos análisis. Lo que pasa es que a veces como que no son muy escuchados esos argumentos y de las reuniones con el Gobierno no queda nada concreto”.

 

Los Días sin IVA, en su momento, mostraron sus bondades, este Gobierno no los quiere y algún sector del Congreso apuesta por revivirlos, ¿son necesarios?

 

“Este año estamos vendiendo menos que el año pasado, por los precios, porque la demanda se ha bajado y la gente está un poco asustada y quiere tener dinero en efectivo y frenada para invertir. La venta de vivienda nueva se ha bajado muchísimo, y la gente que compra un apartamento lo va a dotar y a organizar generando una demanda importante, y eso es algo que no está fluyendo. Pero, el mensaje importante del Día sin IVA es que sin ellos hemos tenido un impacto negativo. Esas jornadas son una oportunidad muy buena para la gente”.

 

¿Cuál sería la cantidad ideal de Días sin IVA en el país?

 

“Diría que por lo menos uno cada semestre, porque siento que la gente se programa para hacer compras relativamente sensibles. En nuestro caso vimos que un mes y medio antes de la jornada, las ventas de electrodomésticos pequeños o guadañadoras se frenaban y la gente esperaba el día para hacer ese tipo de compras. Y es que al final del día eso es calidad de vida para los consumidores”.

¿Y cómo le va a la empresa cuya oferta en buena parte es importada, con las fluctuaciones de la tasa de cambio?

 

 

“Es un tema enredado. Tras la subida temporal que tuvo (por encima de $5.000 en noviembre del año pasado) afortunadamente ha vuelto a bajar, y está en un punto un poco más razonable. Aquí hay que tener en cuenta que esto no solo afectó al producto importado, también a los productores nacionales y lo que hubo fue un alza de precios generaliza. Ahora se ve una reducción y lo que uno esperaría es que se vayan moderando los precios de muchas cosas, porque lo que pasó fue muy feo y el incremento del dólar de $4.000 a $5.000 fue muy fuerte”.

¿Qué otra inquietud económica lo está inquietando?

 

“Esta ahoritica nos estamos dando cuenta de los efectos de la reforma tributaria. Eso está pesando duro y lo que se ve por parte del Gobierno al quitar los Días sin IVA o subir la gasolina es como un afán de recoger recursos. Indudablemente eso genera una presión para que se bajen los consumos”.

 

En las últimas semanas hemos conocido algunas dificultades en el tránsito de barcos por el Canal de Panamá, derivadas de la sequía ¿se le ha represado mercancía?

 

“No hemos tenido demoras muy sustanciales. Ojalá eso se logre mejorar”.

 

Para la Navidad de 2021 las importaciones llegaron tarde por los problemas en la cadena logística y la escasez de contenedores, ¿eso se superó?

 

“Eso se superó en gran parte y los fletes ya volvieron a unos precios razonables. Por un contenedor de 40 pies cúbicos de China a Colombia se está pagando entre US$2.500 y US$2.800, pero en pandemia se llegó a pagar US$14.000, es decir que hubo una subida de precios muy grande. Ya se están suministrando productos de Oriente con más regularidad, dado que hubo un fenómeno en Estados Unidos y otras partes donde quedaron inventarios muy altos. Entonces, las fábricas chinas han recibido menos pedidos y están entregando un poco más rápido, y todo eso se ha normalizado bastante”.

 

Fuente: El Colombiano.