Inditex abrió el ejercicio fiscal 2025 con ventas de €8 274 millones entre febrero y abril, un crecimiento del 1,5 % que quedó por debajo de lo previsto por los mercados. La utilidad neta apenas creció 0,8 % hasta €1 305 millones; el margen bruto, aunque aún excepcional (60,6 %), cedió cuatro puntos básicos, y el inventario se elevó 6 % hasta €3 791 millones, reflejando una rotación más lenta de colecciones.
La clima fue un factor clave que jugó en contra. La primavera fue inusualmente fresca en buena parte de Europa y Norteamérica, retrasando la demanda de prendas ligeras y obligando a posponer lanzamientos claves de la línea Spring/Summer. Las condiciones climáticas adversas en España —su mayor mercado individual— y la volatilidad de las divisas explican parte del desvío respecto a las expectativas.
A esa presión coyuntural se suma la ofensiva de los gigantes ultra-fast-fashion chinos. Shein ya concentra un 18 % del mercado global de moda rápida y Temu ha redoblado su inversión publicitaria en Europa tras las nuevas tarifas en EE. UU., capturando a consumidores hipersensibles al precio y a la inmediatez.
Aunque Zara mantiene la primera posición en "top of mind", su ventaja competitiva basada en proximidad productiva y surtido cambiante se ve desafiada por plataformas que lanzan miles de referencias diarias a costes ínfimos.
Sin embargo, julio de 2025 marca medio siglo desde la primera tienda en La Coruña y confirma un hecho irrevocable: hay un antes y un después de Inditex en la moda. Su modelo de integración vertical y reposición quincenal redefinió el concepto de tendencia accesible y obligó a rivales como H&M, Mango o incluso retailers puramente digitales a acortar ciclos de diseño y replantear sus cadenas de suministro.
El "efecto halo" también alcanzó a tecnológicas de logística, software de planificación y proveedores de tejido que crecieron para abastecer los estándares de velocidad impuestos por esta gigante española.
Inditex ha demostrado ser fuerte frente a los cambios. Aún dispone de €10 778 millones en caja, lo que le permite un plan de inversión muy grande: €1 800 millones para mejoras habituales y otros €900 millones para ampliar sus enormes centros logísticos de Zaragoza y Lelystad.
Allí usará etiquetas electrónicas (RFID) y programas que predicen la demanda para controlar mejor las prendas y trabajar con menos inventario. También impulsa Zara Pre-Owned, su tienda de ropa de segunda mano, y refuerza Lefties y Oysho, sus marcas más económicas, para seguir atrayendo clientes en un mercado muy diverso.
Con todo, el trimestre recuerda que incluso un líder estructural no es inmune al clima ni a la guerra de precios digital. Si las ventas no repuntan a dígito medio en el segundo cuarto —las primeras semanas de mayo y junio crecieron 6 % frente al 12 % de 2024—, el mercado cuestionará la capacidad de Martha Ortega (segunda generación) para sostener márgenes premium.
Pero subestimar a la compañía que enseñó al mundo a vestir rápido, replicable y deseable sería desconocer cómo transformó, y sigue transformando, la industria que viste a gran parte de la humanidad.
Fuente: Mall & Retail.