Las empresas en Colombia, inmersas en un entorno competitivo dominado por los cambios de los hábitos de consumo, la aceleración tecnológica y la irrupción de nuevos competidores, deben desplegar estrategias que equilibren el portafolio, amortigüen la volatilidad de los mercados y garanticen rutas de expansión cuando los negocios maduros se estancan.
Ejemplos recientes confirman este enfoque: Postobón amplió su oferta tradicional de gaseosas con aguas, tés listos para beber y bebidas energéticas, reteniendo al consumidor habitual; Bancolombia creó Nequi para ofrecer servicios financieros digitales a sus propios tarjetahabientes; Rappi, nacida como aplicación de domicilios, extendió la relación con su base de usuarios hacia pagos y crédito de consumo mediante RappiCard.
Estas maniobras demuestran que un negocio maduro puede rejuvenecer sin cambiar de público, presentando productos frescos bajo una marca ya confiable.
Ese mismo camino recorre hoy Cine Colombia, en un contexto donde la asistencia a las salas continúa a la baja: la industria pasó de 73 millones asistentes en 2019 a 49,5 millones en 2024, es decir un descenso del 32 % frente al nivel prepandemia, la taquilla dejó de ser el motor exclusivo de la rentabilidad de la empresa.
Para reducir la exposición al ciclo cinematográfico y capturar valor en espacios complementarios, la compañía emprendió una transformación que sigue un orden cronológico preciso.
Primero lanzó Cinepolitana 93, restaurante inaugurado en diciembre de 2024 en el Parque de la 93 de Bogotá. Este local, especializado en pizza napolitana de fermentación lenta horneada en piedra, vinos de curaduría propia y coctelería de autor, busca prolongar la indulgencia gastronómica asociada al cine y validar la competitividad de la marca en el canal foodservice premium. Cinepolitana aprovecha sinergias logísticas con la red de confitería de los multiplex, incrementa el valor del ticket promedio y funciona como laboratorio para futuras franquicias en otras ciudades.
El segundo eslabón apareció a inicios de 2025 con Antojos, una red de kioscos modulares ubicados en centros comerciales de alto tráfico como Chipichape, Jardín Plaza y Titán Plaza.
Cada isla, de menos de seis m2, sirven crispetas saborizadas, perros calientes y bebidas en menos de dos minutos gracias a equipos de cocción rápida y recetas La inversión por kiosco es sensiblemente menor que la de una sala de cine, el montaje se completa en una semana y los contratos de arriendo porcentual alinean los intereses con los administradores de los malls. El formato se escala ahora a universidades y hospitales, fortaleciendo la presencia de marca en momentos cotidianos de consumo.
El tercer paso será Lumina, complejo multiexperiencia cuya apertura está prevista para finales de junio de 2025 en Hacienda Santa Bárbara. El proyecto integra galerías de arte, coworking, un bar panorámico 360° y terrazas verdes alimentadas por energía solar con salas boutique, todo ello con una inversión cercana a treinta y cinco millones de dólares. Lumina prolonga la estancia del visitante, genera flujos de ingresos heterogéneos —alquileres, eventos, alimentos— y redefine la visita al centro comercial como una experiencia cultural integral.
Finalmente, la cuarta palanca corresponde a la industrialización de snacks. Una planta en la zona industrial de la Calle 80 de Bogotá donde se pretenden fabricar productos que vendemos en los cines mientras comienzan a ampliar la oferta.
No solamente van a producir, sino que también exploran la posibilidad de representar algunos productos extranjeros en esta categoría que tienen mercado en Colombia y que no llegan que actualmente no se tienen en el país. El convertirse en su propio proveedor a través de la integración vertical permite capturar margen antes cedido a terceros proveedores, potenciar las economías de escala. Así mismo estarán en Tiendas D1 de propiedad también de Valorem, pero el objetivo es estar en las grandes cadena de supermercados.
Para Leopoldo Vargas Brand CEO de Mall & Retail, “Los cambios que sigue anunciando Cine Colombia buscan no depender tan solo del cine y diversificar sus actividades. Este reposicionamiento transforma el portafolio interno de la compañía: la exhibición tradicional, ahora en fase de madurez, opera como vaca lechera que financia la expansión; Lumina se perfila como estrella de alta participación y crecimiento; mientras que la restauración premium y los snacks en supermercados figuran como interrogantes de elevado potencial pero riesgo controlado”.
“Al diversificarse, Cine Colombia refuerza su capacidad de adaptación financiera, crea sinergias operativas entre unidades y avanza hacia su centenario como actor integral de la economía de la experiencia, disminuyendo la dependencia de la cartelera y abriendo nuevas fuentes de crecimiento sostenible”, señalo Vargas Brand.
Fuente: Mall & Retail.
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